Las voces humanas se clasifican en función de su altura. De
la misma forma que los componentes de una familia instrumental (por ejemplo el
violín, el contrabajo...) suenan más grave o más agudo en función de su tamaño,
en las voces humanas es también determinante el tamaño, concretamente el de las
cuerdas vocales (aunque no es el único factor a tener en cuenta). Así, en
general se puede decir que las personas con la laringe más larga (hombres)
tienen voces más graves y las que tienen laringes más cortas (mujeres), voces
más agudas.
Las voces más graves son al mismo tiempo más potentes, más
"anchas"; de la misma forma, las voces agudas son menos sonoras, más
"finas". Esto se puede ver bien en la pirámide de las voces.
La primera clasificación, y la más evidente, es la que
divide las voces humanas en voces de hombre y voces de mujer. Sobre esto, basta
con pensar que los papeles masculinos se les asigna a voces masculinas, y que
los femeninos a voces femeninas, aunque hay algunas excepciones: en
ciertas épocas a algunos personajes masculinos pero muy jóvenes -el paje de un
rey por ejemplo- se les asignaban voces de mujeres, aunque vestidos de hombre.
LAS
VOCES FEMENINAS
Se clasifican en soprano, mezzosoprano y contralto, siendo
la de soprano la más aguda y la de contralto la más grave. Dentro de las
sopranos hay varios tipos, pero nosotros sólo estudiaremos los más comunes:
Soprano ligera: De una tesitura extraordinariamente aguda y
por lo tanto muy espectacular. Tiene gran facilidad para los pasajes de
agilidades y por ello se le suelen asignar papeles de personajes muy llamativos
o con cualidades sobrehumanas como por ejemplo La Reina de la Noche en La
Flauta Mágica de Mozart, Rosina en Il Barbiere de Sevilla de Rossini, o La
muñeca en Los Cuentos de Hoffmann. Su sonido agudísimo es perfecto para imitar
trinos de pájaros o sonidos estridentes. Se parece casi más a un instrumento
que a una voz, así que termina por cansar si se oye durante mucho tiempo
seguido y por ello rara vez se le asignan papeles largos o protagonistas
Soprano lírica: Es el tipo de voz femenina que más abunda en
la naturaleza, y por ello la más común entre las heroínas de ópera: La
Traviata, La Boheme, Madame Butterfly... entre otras muchas. Su voz es de
timbre dulce y tiene facilidad para expresar las cualidades que
tradicionalmente se han asignado a las mujeres: el amor humano y el maternal,
la dulzura, la comprensión, la resignación ante la fatalidad (todo lo
contrario a lo que es Carmen, encarnada por una mezzosoprano)
Soprano dramática: Si buscamos una heroína con una voz aguda
y temperamental al mismo tiempo ésta es nuestra elección. Su voz es muy difícil
de encontrar por que es un tipo físico no muy común: una mujer alta y
usualmente fuerte que sin embargo debe tener las cuerdas vocales lo bastante
cortas para producir sonidos agudos -el cuello corto-. Los ejemplos son
característicos: La Walkiria, Venus, Aida...
Mezzosoprano: A veces es difícil de distinguir de la
anterior. La principal diferencia es que la voz de mezzo tiene una tesitura más
grave. Debe tener facilidad para producir sonidos graves y con cuerpo.
Usualmente representa papeles solemnes (una Reina), o con mucho carácter
(Carmen, la cigarrera de Bizet) o de mujeres mayores de edad ( la abuela, una
sirviente de la Reina...) Las mezzosopranos de calidad son muy escasas y
solicitadas.
Contralto: El más difícil todavía. Su voz es muy grave y hay
muy, muy pocas. Las que hay suelen ser de raza negra o eslava, y los
productores se las rifan. Se les asignan papeles que sean conmovedores por su
dramatismo (esta es la principal característica de estas voces, su facilidad
para conmover y su solemnidad). Un ejemplo conocido es Azucena, la gitana de Il
trovadore.
Tenor. Habitualmente es el héroe, el protagonista (Alfredo
en La Traviata; El Conde en Il Barbiere; D. José en Carmen...). La voz del
tenor es la más aguda dentro de las masculinas: su tesitura alcanza hasta el
famoso "do de pecho", y es por tanto la más espectacular.
Barítono. El barítono posee una voz moderadamente grave, muy
sonora, muy ancha o densa. Sus papeles característicos son de personajes con
tintes heroicos (D. Carlo, Escamillo de Carmen..) o bien de avanzada edad (el
padre de Alfredo en La Traviata) o bien grotescos (Rigoletto, Fígaro en Il
Barbiere...) o de gran carácter y a medio camino entre lo admirable y lo
despreciable (D. Juan en el Don Giovanni mozartiano)
Bajo. Lo mismo que el barítono pero llevado al extremo: su
voz es muy grave, potentísima y de una densidad y solemnidad difíciles de
olvidar cuando se oye un buen bajo en directo (como sabéis, en los discos se
pierde la mitad de la gama sonora debido a la inevitable compresión de la gama
dinámica). Se le da el papel a un bajo cuando hay que representar un personaje
especialmente solemne (Sarastro, el sumo sacerdote de La Flauta Mágica o el rey
Felipe II de D. Carlo, que es verdaderamente conmovedor), o un clérigo -es
decir, un cura- (D. Bartolo en Il Barbiere), o a un personaje muy maligno
(Mefistófeles, o Mefisto en el Fausto de Gounod)